Es extraño que a estas alturas, después de 53 artículos, todavía no haya hablado de cocina, cuando cocinar es una de mis aficiones favoritas.
Me gusta cocinar y me gusta comer. Quien se haya leído Una dama en juego se habrá dado cuenta de que las referencias culinarias son numerosas a lo largo de todo libro: describo con detalle lo que se come, con la intención de que el lector casi pueda recrearse con los sabores y los olores de los alimentos; creo ambiente con la comida; hago girar un encuentro en torno a una mesa o a un café con dulces; establezco conexiones entre lo que comen mis personajes y lo que son.
La cocina es un asunto de pasiones. O la adoras o no te acercas a ella ni por error, no hay termino medio. De entre los que cocinan, están los que lo hacen por devoción y los que no lo hacen, nunca, de modo que, o tienen la suerte de emparejarse con alguien que lo haga o se pasan la vida comiendo sopa de sobre. Haría una tercera categoría, un tanto híbrida, la de los cocineros circustanciales: los que no han tenido la suerte de encontrar una pareja que cocine para ellos y, como el comer bien les puede, se acercan a la cocina por necesidad, huyendo de una condena de por vida a la sopa de sobre -curiosamente, la mayoría acaban por rendirse a los encantos de cocinar-.
La cocina es placer, es cultura y es salud. La salud pasa necesariamente por la alimentación y una buena alimentación necesita de una buena cocina. Alimentarse no es sano, es sano comer bien y para comer bien -lo siento por algunos- es necesario cocinar (o tener la suerte de que alguien cocine para ti). Jamie Oliver, un famoso y mediático chef británico, inició recientemente un programa de educación para la población en el arte de cocinar como base para mejorar los niveles de salud en el Reino Unido, donde los índices de obesidad son alarmantes. Lo que me resulta sorprendente de este programa no es el programa en sí, sino lo que declaraba alguno de sus participantes: jamás habían cocinado ni una tostada y su dieta se basaba en precocinados, refrescos, patatas y bollería industrial. Es verdad que en España, como país mediterráneo, tenemos otra cultura mucho más proclive al buen comer y al cocinar, pero cada vez son más las voces de alarma en torno a los malos hábitos de alimentación en nuestro país y el aumento de los problemas metabólicos (obesidades, anorexias, etc…) entre niños y jóvenes. Un dato: antes, para enaltecer la cocina casera, se hablaba de la cocina de mamá, ahora empieza a ser la cocina de la abuela. A este paso, dentro de poco, no recordaremos cuál de nuestros ancestros cocinaba en casa antes de que se sustituyera la cocina por una habitación con una televisión y un microondas.
Algunos dirán que el ritmo frenético de la sociedad de hoy en día impone estos hábitos alimenticios. Yo creo que no es tanto el ritmo frenético como la desinformación y la dejadez. Cocinar puede ser tan complicado o tan sencillo como uno quiera. Cocinar no es sólo pasarse todo el día metido en la cocina para preparar una cena de cinco platos, eso es más bien deleitarse en el placer de cocinar. Cocinar también es preparar una ensalada en diez minutos, hacer unas verduras a la plancha en otros diez o un pescado al horno en veinte.
Estoy con Jamie Oliver en una cosa: hay que enseñar a comer y a cocinar. Como dar las gracias o pedir las cosas por favor, si tú no lo haces en casa, tus hijos jamás lo harán; si nunca te ven cocinar, acabaran metiendo el precocinado en el microondas cuando sean adultos; si no les enseñas a comer desde pequeños, olvídate de hacerlo cuando tengan quince años.
Pensaba completar este post con tres sencillas recetas de cocina para no cocineros, con las que se puede impresionar a familiares y amigos sin necesidad de ser Adriá, pero como ya me estoy alargando demasiado, lo dejo para la semana que viene.
Entretanto, recordad: cocinad, comed bien y enseñad a vuestros hijos a hacerlo. Os estaréis cuidando, les estaréis cuidando y les dejaréis un legado de salud.
9 comentarios
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2 noviembre 2010 a 23:46
elsitiodeconcha
En realidad la cocina te tiene que gustar y tener ganas de cocinar, a mi en particular no me gusta, pero si me gusta comer bien, me horrorizan los bollos industriales y los platos precocinados, pero entiendo que el que sale a las ocho de la mañana de casa y regresa en la tarde, lo que menos le apete es hacer florituras en la cocina ( sobre todo a quien no le guste ),hay gente que le evade de sus problemas cocinar de vez en cuando.
No hace falta, y en eso estoy de acuerdo contigo estar horas en la cocina, con un pescado al horno o la plancha, una carne, y verdura, o legumbres, sigues una dieta mediterránea y estás bien alimentado. La reposteria se puede comprar muy buena en confiterias sin ser industrial. Y el ir a la compra puede resultar divertido, viendo las fruterias, la carne y su corte, elegirla, que pescado está mejor para llevar por precio y calidad.
Lo que ocurre es que en muchos países se come fatal, y por eso engordan, pero en España también hay población gorda que come dieta mediterránea, el ejercicio es fundamental, y eliminar grasas excesibas, así como comer variado.
Mi especialidad son lo guisos de legumbres y las patatas guisadas, que curiosamente tomo poco, soy de verduras y pescado y muchas ensaladas, que me invento.
Confieso cuando quiero darme un homenaje me marcho a un restaurante, a que me preparen los platos que me gustan, soy amante de la buena cocina, yo lo hago por obligación a diario, eso sí sano.
3 noviembre 2010 a 10:34
CARMEN
Me encanta cocinar!! sobre todo desde que mi pequeña ha tomado la costumbre de felicitarme todos los días y ella misma a sus 4 añitos quiere ayudarme hacerlo.
Llevo varios años queriendo hacer un recetario con fotografías incluidas del plato, pero hasta ahora solo tengo un montón de fotos y muchos planes, pero me falta tiempo para dedicarme a eso.
La cocina o cocinar puede ser divertida y hasta muy relajante, sobre todo cuando se trata de experimentar un plato nuevo o cuando es algo de repostería y si sale bien….cae una de las fotos jeje!!
Saludos
3 noviembre 2010 a 11:25
Gracia
Bueno, este tema ya lo hemos hablado, je,je,je… A mi me encanta comer (como buenisima tauro que soy) y me gusta mucho cocinar, el problema es que no tengo público: entre mis hijos, que les gusta todo empanado y bien separado (es decir, nada que implique mezclas o salsas), no les gustan las legumbres y muy pocas verduras; mi marido, que enseguida se siente «lleno» (y eso que es delgado) y yo, a régimen permanente… nada, que cada vez todo más simple. Eso sí, no perdono de vez en cuando los platos «estrellas»: la sopa de arroz, el ragout de ternera y el potaje de bacalao con espinacas y alguno más por ahí….con esos, sé que triunfo.
En lo que estoy de acuerdo es en la importancia de la educación. Mis hijos, igual que no comen legumbres, se hinchan a pescado o a fruta y no comen bollería… afortunadamente (ya lo sabes tu) hacen muchísimo deporte y creo que podrán comer de por vida lo que les de la gana. También creo que es cuestión de edad. Espero que entiendan alguna vez que la comida es cultura y sean como yo, que todo lo pruebo, cuanto más raro, mejor.
Espero esas recetas. BESOS
3 noviembre 2010 a 18:25
Aglaé
A mí siempre me ha parecido cuestión de educación. Es decir, yo como de todo porque en mí casa imperaba la máxima de «Es lo que hay y punto» o «Le gustas tu a ello». Nunca se me ocurrió decir a mi madre ¡puaj que asco! Y menos a mis abuelas qué te decían ¡Hambre de una semana! Pero si creo que con el tiempo mi madre se ha ablandado y a mi hermano le consiente muchas «boberías» en la mesa.
Una anédota: Fuí de vacaciones con las amigas hace 5 años. Cuando repartimos tareas, a mí me tocó cocinar y yo tan contenta. El primer día ya empezaron con los «pero» y los «esque». (Esque mi madre me pone, esque a mi me gusta sin nada, pero no echas tomate…) Decidó hacerme la comida para mi sola, el resto qeu espabilaran. Una de ellas me dijo, y cito textualmente, «yo como de todo, no como verduras, ni hortalizas, ni legumbres ni pescado pero como de todo». Ojiplática me dejó y mi respuesta, y cito textualmente, «Ahhh». Y como esas tengo un millón…
Asique por lo menos por educación, hay que probar de todo e intentar comer variado. Un día puede pasar que estés cansado y tires de sopa de sobre pero no por costumbre.
6 noviembre 2010 a 9:57
Cati
Hola a todos,
yo soy nutricionista y es verdad que hay gente que como muy mal, y muchos que como tu amiga, Aglaé, «comen de todo». Pero también es verdad que en muchas ocasiones esa falta de educación a la hora de comer sano es por falta de imaginación. Si les toca pollo en la dieta solo se les ocurre hacer pechuga a la plancha con ajo y perejil. Muy pocos me preguntan si pueden macerar la carne en vino y especias o poner muslos a la cazuela con cebolla, tomate rallado y vino blanco.
A mí personalmente me encanta la cocina y cuando el tiempo me lo permite, disfruto experimentando recetas de todo tipo, comida española, italiana, china… y postres!! En cuanto al tiempo, hay bizcochos de frutas que se hacen en media hora, también otros que necesitan tres (esos los reservo para algún sábado que esté más despejada), pero es solo cuestión de voluntad.
Sin duda, para el que le guste, la cocina es un placer que además te aporta doble satisfacción: por un lado, el mero hecho de cocinar y por otro, el de ofrecer a tu familia comida sana y de calidad a la vez que les inculcas ese valor tan importante para su salud como es el Comer Bien.
Besos
10 noviembre 2010 a 17:22
carlamontero
Muchas gracias por tu comentario, Cati! Es todo un lujo contar con la opinión de una nutricionista en este humilde acercamiento a los hábitos alimenticios. Estoy contigo: a veces a la cocina le falta imaginación. Un abrazo.
8 noviembre 2010 a 11:09
FELIPE
Querida Carla,a mí también me gusta cocinar…es más me apasiona cocinar.
Soy de los que me relajo,me recreo y considero que dependiendo del interés y dedicación…una misma receta puede ser mucho mejor o peor.
Por desgracia se ha abandonado mucho en las casas la cocina,abusando de platos precocinados,comida rápida,etc
Adoro la dieta mediterránea,por lo completa que es y la variedad que nos ofrece.Igualmente disfruto de un Roast beef puramente «british» o de unos deliciosos blinis con caviar y nata agria propios de la más opulenta Rusia de los zares.
Me encanta hacer la compra,me divierte…pero necesito que no sea un sábado con masas de gente y griterío que te impiden disfrutar del momento en el que eliges lo que después vas a degustar en casa.
Degustar no es necesariamente comer manjares de precio elevado…Si soy sincero y dejo la modestia a un lado,mi plato favorito son los huevos estrellados con lascas de jamón ibérico que me salen bordaos.
Yo de de una que cocina excelentemente bien,que no es sino la autora de éste blog.
Doy fé de que es así. Puedo asegurárlo…Ahí va eso
Señores…SOMOS LO QUE COMEMOS!
10 noviembre 2010 a 17:20
carlamontero
Gracias por los elogios, Felipe! Pero no quisiera tener que competir contigo en un concurso de cocina, ja, ja, ja! Un beso.
11 noviembre 2010 a 0:05
Marta
Pues yo he de decir, y nunca creía que lo diría, que cada vez me gusta más cocinar, será que me hago mayor?
Mi experiencia con la cocina se remonta a cuando me fui a vivir a EEUU, que cansada ya de fast food, y de ver como engordaba y crecía mi colesterol, decidí empezar a cocinar. Dicen que la necesidad te hace aprender y eso fue lo que me pasó a mi, pero vamos, cosillas sencillas, que a mi lo de cocinar no es que me apasionara. Lo hacía porque era sano, pero nada más. De vuelta a madrid, se me ¨olvidó¨como se cocinaba, claro que ahí estaba mi mami para cuidar a su hijita y preparle comida rica. Luego al independizarme, pues a volver a cocinar, y bueno, de prisa y corriendo sin disfrutar de la cocna, entre el trabajo y la casa y las pocas ganas de cocinar y lo poco que me gustaba… cuando empecé a cogerle el gustillo a cocinar fue cuando me quedé embarazada, que me apetecía cocinar cosas ricas y sanas para cuidar a mi bebé, y bueno, el año pasado estando en casa con el bebe y sin prisas de tener que ir al trabajo le he cogido el gustillo. Y aunque ahora no tengo mucho tiempo de cocinar, si que el ratillo que saco lo disfruto. Quizá como he dicho antes, me estaré haciendo mayor… 🙂 pero si ser mayor es aprender a comer sano y disfrutar cocinado, adelante!